21/6/12

Estación solo-loy




Por la noche los tres payasos de Solo-loy se levantaban a jugar. A veces eran abusados por los demás juguetes y por sus dueños, y ya temían la llegada de la oscuridad.

En las mañanas todo volvía a ser como siempre. Posaban quietos e impacientes en un rincón, pero cada vez con más frecuencia eran desplazados por el televisor y nuevas versiones de los muñecos de temporada. La sonrisa pintada se desvanecía bajo la presión del tiempo.
    
     - Hija, voy a sacar de circulación estos payasitos, ya no los utilizas y están muy viejos para regalarlos. 

En el basurero la vida ha sido bastante más difícil. Siempre hay un perro que quiere jugar con los muñecos, asediados por la actividad y las luces, mientras pierden sus extremidades en un castigo horrible que les hace recordar y estimar sus tardes de contemplación, quietud y rechazo en casa.

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13/6/12

Estación vivo



 Nunca pensé que te fueras a asustar de esa manera. Quedaste fría y tiesa y no volviste a pronunciar palabra.

Aunque todos creyeron que se trató de un espanto, sé que fue mi culpa. Sabía que le tenías terror y que me habías dicho que nunca se me fuera a ocurrir, y todas esas cosas, y aún así fui malvada y te hice esto.

La verdad pensé que te lo tenías merecido luego de haberme castigado por perder tu argolla de matrimonio, que igual no te debió importar ni cinco luego que que papá se fuera a vivir con la mamá de mi vecina Ana (a quien por cierto también me falta darle un buen susto). Pero bueno, ni la ausencia ni la evidencia te permitió superarlo.

Pero lo que vino después lo imaginé aún menos. En la velación, cuatro horas después de iniciada la velación, cuando cerraron tu féretro diminuto para llevarlo al fuego, escuché como aruñabas la madera, desesperada, tan asustada como la vez que te quedaste tiesa, pero nadie me creía mientras te lloraban y lloraban, mientras gritabas desesperada y partías tus uñas contra lo imposible. 

Nunca nadie me creyó, como todavía nadie me cree que te escucho rasguñar las tablas de mi cama en las noches, mientras me llamas para estar contigo, para castigarme por lo que hice.

En todo caso antes de atender tu llamado me falta papá. Él será más difícil, pero de todas las cosas que intentaste para que estuviéramos juntos, estoy seguro que esta sí funcionará. Ya me lo agradecerás, créeme. 

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4/6/12

Estación de papel




Todas las noches la veía al pasar. Era más alta que yo, más bonita, más sonriente y distinguida.  Siempre tuvo los mejores juguetes, paseos y zapatos con luces de color.

Cuando por fin nos encontramos una tarde de vacaciones en la azotea, no dude ni un segundo en enseñarle a construir aviones de papel. Le prometí que si hacia uno lo suficiéntemente grande podría montarlo y recorrer la ciudad. -Lo he hecho un par de veces, aseguré.

Como era costumbre, trajo la hoja más grande y brillante, y durante horas trabajó en hacer el aeroplano de papel más bello que cualquier niña hubiera soñado hacer. Luego, con sus ojos brillando bajo el sol, se lanzó al vacío.

Nunca pensé que el golpe pudiera sonar tan fuerte, pero debo confesar que sentí una brisa fresca en el silencio que le procedió, y ahora soy yo la más alta, más bonita, más sonriente y distinguida. Si algo cambia, ya haremos volar otros aviones de papel.


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