Estación inquieta
Chasca los dedos, o mejor aún, truénalos mientras soplas el diente de león. Luego piénsame, prende las velas, las cortinas y los muebles y encomiéndame a tu pequeño buda amarillo de marfil.
Lo que quieras, por supuesto, todo está permitido; si quieres puedes derramar el vino en la mesa o traer las llaves viejas que protegen los recuerdos de la loca Ismaela… lo importante es que te acuerdes de mí y desees con vigor que el mundo nos cambie otro poquito.
A manera de agradecimiento te prometo que en la próxima luna nueva serás la primera en saber si triunfamos en la petit roulette.
- Esto no es cuestión de suerte mi querido Martini, esto es cuestión de tiempo… ¿porqué no te tomas un trago y te explico?...
Mientras la bebida tiene lugar, puede leer algunos textos personales haciendo clic aquí
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