Breves vampíricas III – Experimentales V
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Lanzarlo por las escaleras es lo más adecuado, pensaba al descender por la ventana del patio trasero de la casa de Carlton, sin embargo pasó poco tiempo antes de que cambiara de opinión...
En apenas 20 minutos de pasos sin huella ni reflejo encontré que Fauno, Tiara, Sila, Magnolia y Jacko, al menos ellos, tenían problemas similares al mío: hepatitis B, sangre azul, glóbulos drogadictos, criaturas jugosas pero constantemente ocultas entre sus muebles baratos hechos de miedo y barniz, entre otras desavenencias que completan mi inconformidad y la hacen colectiva.
... Estuvimos discutiendo durante casi tres días sobre el tema y si algo tenemos claro es que entre los vampiros dedicados a la política las cartas y el protocolo sin una bolsa de monedas de oro detrás se pierden inequívocamente en los despachos de la burocracia. Así las cosas nos hemos inclinado por las armas y las trampas. No será sorpresa en todo caso, pues poco menos esperarían los dueños de las leyes en estas tierras, que ahora pretenden controlar de lleno los suministros de alimentos y los placeres que nos hacen sentir verdaderamente vivos, una sensación por demás importante para nosotros.
No es justo, no es posible... ¡Que comience la revolución!...
Pd. Los desacuerdos colectivos bastan para pensar que aunque la muerte del viejo Carlton no le haría daño a nadie, resulta innecesaria, y no me juzguen mal: asesino por apetito, no por sangre fría.
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1 comentario:
Muy bueno. Me gustaria seguir leyendo ese estilo de relatos.
Pasate por el mio a ver si te gusta lo que escribo.
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