Estación Planeta-red
Nos enfrentamos a un mundo donde la distancia ha desaparecido y las únicas geografías que se interponen entre unos y otros seres humanos dependen de un impulso eléctrico y de una disposición mental (precargada en las nuevas generaciones) para enfrentar un mundo a la distancia de un clic.
Allí la palabra democracia adquiere un nuevo y poderoso sentido, pues se desdibujan las jerarquías de la comunicación desde la facilidad de crear y compartir contenidos con otros seres humanos.
De esta manera, cualquiera puede ser reportero y mantener intercambios de contenidos determinados por lógicas individuales que se replican millones de veces, más allá de los alcances de megacorporaciones e intereses particulares sobre el control de la información.
Un ejemplo importante de lo que esto significa tiene lugar con el proyecto Creative Commons, el cual permite que los dueños de los contenidos especifiquen el grado de acceso y uso que un usuario cualquiera puede generar sobre su propiedad intelectual. No sólo resulta coherente con la flexibilidad digital, sino mucho más efectiva entre las navegantes frecuentes, que no sólo entienden el concepto, sino que se lo han apropiado y han ayudado a perfeccionarlo.
Es así como funciona todo el entorno digital. Todos lo construimos, todos hacemos parte de su comunidad. Esto permite que nos acerquemos a realidades y oportunidades que antes eran desconocidas, pues una palabra publicada ya no estará en la vitrina de una tienda, sino –cuán mejor– en la vitrina del mundo: Internet.
Wikipedia, Youtube, Flickr, son sólo algunos de los ejemplos que muestran que el éxito de las nuevos espacios se encuentran en la convergencia, la participación y la desintegración de las fronteras físicas que ahora sólo tienen tantos límites como lo puedan tener los mapas mentales. Es decir, entre más conocimiento de Internet se tenga, más probabilidades tendrá de recorrer un mundo de contenidos y personas que se ampliará exponencialmente en cada hipervínculo.
Sencillo, vertiginoso y con bajos costos, es un espacio de todos, donde no leemos sino que escaneamos; donde no caminamos, sino que nos teletransportamos de un link a otro; donde los contenidos no nos llegan bajo la puerta en edición de domingo, sino que los armamos como con un carrito de compras en un supermercado, y muchas veces sin tener que pagar por ello.
Así, el florecimiento de una generación digital y sus grandes artesanos apenas se vislumbra tímida en el horizonte, pero sabemos, esperaremos, poder sorprendernos con las mejores creaciones de una civilización, ya no en un cuadro ni en una escultura situada en una ciudad, sino en la mismísima web a la vista y propiedad de todos como patrimonio de la humanidad… Sean bienvenidos y, por favor, hagan parte!!!!...
Allí la palabra democracia adquiere un nuevo y poderoso sentido, pues se desdibujan las jerarquías de la comunicación desde la facilidad de crear y compartir contenidos con otros seres humanos.
De esta manera, cualquiera puede ser reportero y mantener intercambios de contenidos determinados por lógicas individuales que se replican millones de veces, más allá de los alcances de megacorporaciones e intereses particulares sobre el control de la información.
Un ejemplo importante de lo que esto significa tiene lugar con el proyecto Creative Commons, el cual permite que los dueños de los contenidos especifiquen el grado de acceso y uso que un usuario cualquiera puede generar sobre su propiedad intelectual. No sólo resulta coherente con la flexibilidad digital, sino mucho más efectiva entre las navegantes frecuentes, que no sólo entienden el concepto, sino que se lo han apropiado y han ayudado a perfeccionarlo.
Es así como funciona todo el entorno digital. Todos lo construimos, todos hacemos parte de su comunidad. Esto permite que nos acerquemos a realidades y oportunidades que antes eran desconocidas, pues una palabra publicada ya no estará en la vitrina de una tienda, sino –cuán mejor– en la vitrina del mundo: Internet.
Wikipedia, Youtube, Flickr, son sólo algunos de los ejemplos que muestran que el éxito de las nuevos espacios se encuentran en la convergencia, la participación y la desintegración de las fronteras físicas que ahora sólo tienen tantos límites como lo puedan tener los mapas mentales. Es decir, entre más conocimiento de Internet se tenga, más probabilidades tendrá de recorrer un mundo de contenidos y personas que se ampliará exponencialmente en cada hipervínculo.
Sencillo, vertiginoso y con bajos costos, es un espacio de todos, donde no leemos sino que escaneamos; donde no caminamos, sino que nos teletransportamos de un link a otro; donde los contenidos no nos llegan bajo la puerta en edición de domingo, sino que los armamos como con un carrito de compras en un supermercado, y muchas veces sin tener que pagar por ello.
Así, el florecimiento de una generación digital y sus grandes artesanos apenas se vislumbra tímida en el horizonte, pero sabemos, esperaremos, poder sorprendernos con las mejores creaciones de una civilización, ya no en un cuadro ni en una escultura situada en una ciudad, sino en la mismísima web a la vista y propiedad de todos como patrimonio de la humanidad… Sean bienvenidos y, por favor, hagan parte!!!!...
* Para la clase de Periodismo digital, parte finalmente de mi día a día...
... otros textos personales aquí...
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